11.7.10



Las aves pueden comunicarse usando señales visuales y a través del uso de llamados y cantos.
La medición de la inteligencia se basa por lo tanto en el estudio de la respuesta a estímulos sensoriales.


Se ha demostrado que aves como los córvidos y loros viven vidas sociales, tienen largos periodos de desarrollo y grandes cerebros, y se puede esperar que éstas tengan habilidades cognitivas superiores.


Las primeras evidencias anecdóticas han sugerido que los cuervos pueden contar hasta tres. Algunos estudios han sugerido que los cuervos pueden de hecho tener una habilidad numérica verdadera. Se ha demostrado que los loros cuentan hasta 6.

Los cormoranes, usados por los pescadores chinos quienes les dan cada octavo pez de los que pescan como recompensa, son capaces de llevar la cuenta hasta ocho.


Una prueba común de inteligencia es la prueba de contorneo. En este ensayo se usa una barrera de vidrio entre el ave y un objeto tal como un alimento. La mayoría de los mamíferos descubren que el objetivo se alcanza primero separándose del objetivo. Las gallinas fallan en esta prueba.


Una de las capacidades más sorprendentes es la aptitud bastante difundida de servirse de un objeto como utensilio. La definición de instrumento o utensilio ha sido debatida sin alcanzarse un consenso.




el uso de objetos físicos distintos del propio cuerpo del animal o sus apéndices como un medio de extender la influencia física realizada por el animal


—Jones and Kamil, 1973[15]


Por esta definición un Alimoche Común dejando caer un hueso sobre una roca no estaría usando un instrumento, dado que la roca no puede ser vista como una extensión del cuerpo. Si embargo, el uso de una roca manipulada usando el pico para partir un huevo de avestruz sí calificaría al Alimoche Común como un usuario de instrumentos. incluyendo loros, córvidos, y un espectro de otras paseriformes, han sido observadas usando instrumentos. Por ejemplo, se ha observado en la naturaleza que el Cuervo Neocaledoniano usa un palo para sacar de los troncos los insectos con los que se nutre. Mientras las aves jóvenes en la naturaleza normalmente aprenden estas técnicas de los más viejos, un cuervo de laboratorio llamado "Betty" improvisó un instrumento ganchudo con un alambre sin tener experiencia previa. La habilidad de los animales para aprender por observación e imitación es considerada más significativa. Son destacados los cuervos por la habilidad de aprender unos de otros.


 
La vida social ha sido considerada como la fuerza directriz para la evolución de la inteligencia. Muchas aves tienen organización social, y las agregaciones relajadas son comunes. Muchas especies de córvidos se agregan en pequeños grupos familiares (o "clanes") para actividades tales como la anidación y la defensa territorial. Las aves para propósitos migratorios se congregan entonces en bandadas masivas formadas por varias especies diferentes. Algunas aves realizan trabajo en equipo mientras cazan.
 
Aunque las aves no tienen una forma de lenguaje hablado, sí se comunican con sus compañeros de bandada a través de cantos, llamados y lenguajes corporales. Los estudios han demostrado que los complejos cantos territoriales de algunas aves deben ser aprendidos a una edad temprana, y que la memoria del canto va a servirle al ave para el resto de su vida.
 

 
La evidencia de que las aves pueden formar conceptos abstractos tales como igual-diferente ha sido aportada por los estudios con Álex, un Loro Yaco o Loro Gris Africano. Alex fue entrenado para denominar vocalmente más de 100 objetos de diferentes colores y formas, los cuales estaban hechos de diferentes materiales. Alex podía también pedir o rechazar estos objetos ('yo quiero X') y cuantificar el número de ellos.
 
Un estudio sobre el abejaruco verde chico sugirió que esta ave es capaz de ver desde el punto de vista de sus predadores, es decir de extrapolar lo que el predador puede ver o no, facultad compartida únicamente con los primates homínidos. Tal habilidad forma la base de la empatía.
 
Investigaciones llevadas a cabo con una Cacatúa Eleonora (Cacatua galerita eleonora) nombrada Snowball ha demostrado que las aves pueden aprender a bailar con música humana.
 

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